18 enero 2008

BASTANTE... no es suficiente



Cientos de cadáveres llevan mi nombre cansados de recorrer la senda de estos tiempos en vano, cadenas, prisiones, lamentos…la extinción de las aves y el vuelo.
Nada tan nefasto como este instante sin siquiera la vana sospecha del siguiente, empuñando el metal del olvido, y pudo ser una daga la que eligiera esa sombra pero fue una pluma y escribió poesía entonces todo tiempo siguiente fue poeta… y esto ya estaba escrito.
Bastante, esa palabra, una innecesaria mueca amistosa del idioma seguía apareciendo rígida, reflejada, inútilmente quieta, como el esqueleto de un molino o de un faro, y desde allí entonces recien poder volar como los pájaros… esos que buscaron por siglos a las pinceladas de Van Goht para dejarse poseer y ser al fin tu alma poeta.

Y he ahí el lenguaje, reposado, eterno sobre el rosado de los lapachos, y en bendición hacerse fuego luego sobre la arenilla de la tierra arada.
Y entonces el fuego rodará jugando sobre el surco y germinará la tarde sobre el río niño…
Bastante innecesario de nuevo, sobre el cansancio de mi espalda, sobre el brillo de mis párpados secos.
La noche calcula por bastante, e innecesario… sobre el patio como juez, afuera luna muestra su vientre de agua y apacigua el temporal...
Que serás entonces viejo amor, bastante innecesario por donde andarás me pregunto, el exceso nos ha vuelto invisibles y por ahí giramos sin manos evo amor, noche encantada… mientras las brujas recogen los alfileres clavados en vano, y aquí estamos sentados y fumando.
Tregua entonces... desde la luz de mi patio se elige puñal de aquel bando y es sagrado.
Desde aquí lo veo, el hombre y su ejército son solo sombras de lobos, o de mujeres en celo, el mundo un remolino de polvo, sin luz, sobre ese fondo.

17 enero 2008

CACERÍA



Solo mis pasos sobre mis pasos en esta ciudad de cacería, y éste disparo en la noche que enciende once campanadas e invita a despertar a los cuervos que hace un siglo anidan en esa altura.
Y nada es casual, derramado sobre un cielo de tormenta es letal el rayo de lo cuerdo, y con esto el pueblo se duerme.
Y entonces habito la noche vacía y narro par conectarte, para que al despertar no habites de nuevo ese vacío, que ahora es tarea de mi palabra llenarla, la que sale de mi boca besar tu encuentro.
¿O cómo crees que existe mi poesía?

Si no es con las pruebas de las presas degolladas de las horas, con la certeza tibia de la sangre, con el sueño que ronda tu ventana.
Sin entender mujer, habitaras los días de mi olvido, los siglos de mis esperas, y este absurdo capricho de mi cacería por los otros, porque en esta noche de ciudad vacía he matado a mi animal antes de que en el amanecer él lo hiciera conmigo, y con esto sobra para alimentar en la mañana al resto de los mortales que hoy leen mi poesía.