GAUCHO
Esa danza ensordecedora de esas moscas arremolinaban está mi situación de karma, expectante, de casería, de cierta quietud extraña…de reposado silencio.
Daba esa sensación al veneno del cierto exceso, como si algo comiera demás en mis entrañas, y como si fuera esta una serpiente de pesadas palabras que como sombras poseían el tamaño exacto de mi cuerpo y ahora iban acechantes sobre mis pensamientos.
El sol de la tarde mientras tanto llegaba también arremolinado por un viento del oeste, furioso este ser, que espantaba nubes como un capricho por devolverla solo al celaje y no dejarlas parir lluvias cicatrizando secas sobre la tierra.
Estas eran las señales de un día cualquiera del octubre y de sus hombres, brillante dirán los periódicos y tan solo eso, espléndido dirían los otros y tan solo eso.
Daba igual a esa sensación del deseo maltratado, seco ya como una rama de andar a tientas harto de besar fantasmas, con la salivas secas también de esta boca casi quebrada a punto de mojar los dedos y dar vuelta una página.
Y aquí, ya en ella, los héroes que se aparecen como en una coartada, animales miserables que me acechan en bandada, una galería impostada de seres vertebrados hace poco que toman la ciudad prestada para al fin poder aquietarla.
Ya en el cuenco del tiempo mas iluminado, yo hago votos para escuchar la salvajada, el relincho virgen en la madrugada, la sombra del potro galopante iniciando el alba y luego la tropilla desafiante, apenas, se inicia la iluminada, apenas, cuando se acaba de morir la noche, apenas, el hombre solitario atiza las brazas…
Calma, rito…y su pecho hinchado ya cabalga por la grama… dicen anda preso, otros que anda errante, los mas exactos dicen que anda imaginando caballos detrás de esa primeras palabras.
Daba esa sensación al veneno del cierto exceso, como si algo comiera demás en mis entrañas, y como si fuera esta una serpiente de pesadas palabras que como sombras poseían el tamaño exacto de mi cuerpo y ahora iban acechantes sobre mis pensamientos.
El sol de la tarde mientras tanto llegaba también arremolinado por un viento del oeste, furioso este ser, que espantaba nubes como un capricho por devolverla solo al celaje y no dejarlas parir lluvias cicatrizando secas sobre la tierra.
Estas eran las señales de un día cualquiera del octubre y de sus hombres, brillante dirán los periódicos y tan solo eso, espléndido dirían los otros y tan solo eso.
Daba igual a esa sensación del deseo maltratado, seco ya como una rama de andar a tientas harto de besar fantasmas, con la salivas secas también de esta boca casi quebrada a punto de mojar los dedos y dar vuelta una página.
Y aquí, ya en ella, los héroes que se aparecen como en una coartada, animales miserables que me acechan en bandada, una galería impostada de seres vertebrados hace poco que toman la ciudad prestada para al fin poder aquietarla.
Ya en el cuenco del tiempo mas iluminado, yo hago votos para escuchar la salvajada, el relincho virgen en la madrugada, la sombra del potro galopante iniciando el alba y luego la tropilla desafiante, apenas, se inicia la iluminada, apenas, cuando se acaba de morir la noche, apenas, el hombre solitario atiza las brazas…
Calma, rito…y su pecho hinchado ya cabalga por la grama… dicen anda preso, otros que anda errante, los mas exactos dicen que anda imaginando caballos detrás de esa primeras palabras.