01 abril 2014

“ La niña perdida de Mizdraji en Bella Vista”

Hace algunos meses cuando el arte era universal en el pueblo, llegaba una exposición de pintura de José Mizdraji, de pequeños formatos, una gran obra dividida en 60 pequeños cuadros que fueron expuestos durante varios días en el salón Yapeyú  y otros en la oficina de la casa de la cultura.
Esta obra había llegado a la ciudad luego de ser precisamente cuidada y embalada en Ctes,  y luego descargada y colgada por su mismo autor con la colaboración minuciosa mía y de Mario sivori (Director de Cultura) en el salón, donde luego se inaugurara con presencia de público y en la semana muchas visitas de escuelas.
Cuando al muestra al fin finalizó, se realizó el proceso inverso, hasta habíamos guardado las misma cajas y los mimos papeles para devolver la obra a su autor…una siesta finalizamos la tarea y contamos la 60 partes de la obra increíble de José Mizdraji, todas  incluyendo las cuatro que estaban en la oficina de la calle salta, y así partió
Un jueves José me llamó con su tono amable y preocupado, que había notado  que solo del envío habían llegado 59 piezas, que podía ser un error, que no se acordaba de que cuadro e trataba, que nos  comprometíamos ambos a buscar, aquí y allá en su atelier, nos despedimos con un abrazo, luego de aquello aquí….
La gente con el salón vacío empezó a sentir no solo la presencia de una niña, sino que algunos la vieron, el sereno Carlos dejo de subir en horas de la noche para cerciorarse de que la luz estuviera apagada, por esa presencia, Pablo, también la vio una tarde noche cuando volvió a dejar algunas cosas en el depósito de arriba, los de la oficina de prensa, donde el vidrio es traslucido y no muy alto vieron la sombra de una niña jugar en el salón o oscuras, otros hasta creyeron escucharla o verla jugar con un globo en las sombras.
La leyenda empezó a crecer, típico de un enigma misterioso, los más escépticos  aun lo niegan, pero juro que  mí se me erizaba la piel al subir las escaleras silenciosas para llegar al Yapeyú en esos días enormes, vacíos, fríos y en sombras.
Al fin un viernes de tarde cuando el sol e ponía rojo en dirección a la plaza, sonó el teléfono, era la voz de José, diciéndome no te preocupes Gustavo la obra apareció, estaba muy bien envuelta en papeles y muy bien cuidada embalada por Marito seguro, nos dijimos…tímidamente le pregunte cual era la obra perdida y él me dijo con su voz tranquila
 La de una niña jugando con un globo en sombras contra en crepúsculo rojo.


(un tiempo después le conté a José la anécdota)