PROBLEMATICA AMBIENTAL Y LAS EMPRESAS
De cara a los cambios que se viene dando en la provincia sobre legislación y partiendo de la carta magna y su debate parlamentario, los municipios que ya declararon la importancia de la modificación de sus respectivas cartas orgánicas, leyes municipales por la cual regirse en los próximos años deben avanzar en las cuestiones de corte ambiental y de desarrollo, como una idea integral de colocar en las leyes que regirán los destinos empresariales y los derechos que la Constitución misma, en su artículo 41 menciona que “Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental generará prioritariamente la obligación de recomponer, según lo establezca la ley “.
Si tomáramos la letra constitucional no habría posibilidad de debates, pero es sabido que el trabajo de campo y sus comprobación es interesante llevarlo a cabo, como así también la exigencia de los ciudadanos por el cumplimiento de las mismas.
En esta brecha colocamos este hecho “Eliminación de residuos de una Empresa Citrícola sobre las aguas de río Paraná”. Ya no de reciente data pero como una postal que acompañó a la ciudad y su paisaje en los últimos veinte años, como una imagen pasiva de nuestra vergüenza más interna, porque, como atacar “el progreso” y “la radicación de las empresas” en una provincia donde la situación laboral es precaria y en donde la radicación de empresarios ante una endeble situación socio- económica, resultaba una tarea titánica para los políticos de turno, y aquí alguien sacó ventajas.
Entre este juego se dejó de lado el arbitrio de la ley, que se anticipa a estas problemáticas desde el espíritu de la carta orgánica bellavistense, aún sin su modificación, por si no alcanzara el marco constitucional, y dejara así en libertad de acción a resolver cuestiones locales como esta.
No es una casería de brujas contra las empresas, es un barajar y dar de nuevo con una concertación ampliada de poder resolver intereses olvidados, en donde el estado debe manejara las pautas legales y las empresas cumplirlas con convenios y en pleno conocimiento de la ley y sus sanciones, y luego su posterior radicación en la zona.
En este hecho actúo el estado después de dos décadas o más, por un pedido del Concejo Deliberante y el rápido actuar de la Dirección de Bromatología, ahora será la reunión con las empresas y habrá plazos me imagino para solucionar esta problemática, que esperamos sea mas ágil, que los más de veinte años que tardamos en darnos cuenta, que todos tenemos derechos y también obligaciones.
Si tomáramos la letra constitucional no habría posibilidad de debates, pero es sabido que el trabajo de campo y sus comprobación es interesante llevarlo a cabo, como así también la exigencia de los ciudadanos por el cumplimiento de las mismas.
En esta brecha colocamos este hecho “Eliminación de residuos de una Empresa Citrícola sobre las aguas de río Paraná”. Ya no de reciente data pero como una postal que acompañó a la ciudad y su paisaje en los últimos veinte años, como una imagen pasiva de nuestra vergüenza más interna, porque, como atacar “el progreso” y “la radicación de las empresas” en una provincia donde la situación laboral es precaria y en donde la radicación de empresarios ante una endeble situación socio- económica, resultaba una tarea titánica para los políticos de turno, y aquí alguien sacó ventajas.
Entre este juego se dejó de lado el arbitrio de la ley, que se anticipa a estas problemáticas desde el espíritu de la carta orgánica bellavistense, aún sin su modificación, por si no alcanzara el marco constitucional, y dejara así en libertad de acción a resolver cuestiones locales como esta.
No es una casería de brujas contra las empresas, es un barajar y dar de nuevo con una concertación ampliada de poder resolver intereses olvidados, en donde el estado debe manejara las pautas legales y las empresas cumplirlas con convenios y en pleno conocimiento de la ley y sus sanciones, y luego su posterior radicación en la zona.
En este hecho actúo el estado después de dos décadas o más, por un pedido del Concejo Deliberante y el rápido actuar de la Dirección de Bromatología, ahora será la reunión con las empresas y habrá plazos me imagino para solucionar esta problemática, que esperamos sea mas ágil, que los más de veinte años que tardamos en darnos cuenta, que todos tenemos derechos y también obligaciones.
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