25 febrero 2007

EL PARQUE DE LOS HOMBRES ARRODILLADOS


... (lo que vendrá como otra de las venganzas.)

Sobre el Este cardinal rojo del tiempo, maduran distraídas naranjas sin sospechar cosechas.
En el lado opuesto las nubes se arman en tormenta, apretando sus dientes negros como un acierto feroz para enterrar al sol de este viernes DEFINITIVO.
Una maldita imagen paraliza la secuencia y vuelve lento al paso del tiempo, si es que es verdad que a veces transcurre.
“En un parque gris, yacen los restos de unos juegos de niños y es habitado por seres como humanos, podríamos decir como mayores, o ancianos, el número de ellos es impreciso, pero permanecen de rodillas como escondiendo su rostro y algo pudiera delatarlos.
Intuyo fiebre en esa imagen, dificultad en el respirar, asfixia y veneno... como si la fiebre fuera digitada por “manos invisibles”.
Y en ese parque se escucha un aullido de cadenas oxidadas y un murmullo fantasmal, mediocre y confuso.
La imagen se repite y anochece sobre ella, y en ese parque mas luego se anticipa un amanecer, después una media mañana.
Y no hay posibilidad alguna para un rostro diferente en esta raza, que alguna vez imagino nostálgico fue mía también.
“LA PESTE ES LETAL Y HACE OLVIDAR EL JUEGO EN ESE LUGAR SAGRADO. MI LLANTO DE NIÑO ES INEVITABLE ENTONCES, POR LA MUERTE EN UN NÚMERO IMPRECISO DE esos HOMBRES ARRODILLADOS EN EL PARQUE”.

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