DOS O TRES AVES

En una especie de estampida de ficción ha transcurrido según entiendo el tiempo, presunción que delata mi rostro reflejado en el espejo.
La otra sentencia que ahora es certeza, esta dada por el astro lunar en exacta mitad de luz, partida por el filo de la sombra ahora recta de la tierra, que según también entiendo ha perdido circularidad, o quizás nunca la tuvo.
Las sombras otras, casi diminutas en contraste con este cuadro en parte iluminado son del ramaje terrestre de los árboles, que van siendo olvidadas por el fuego del atardecer que supo incendiarlas hace días y que ahora solo las olvida.
La estrella única, como un testigo se enciende como una candela en medio de una tormenta de puros fantasmas, tibia es su luz puedo asegurar…
Imprescindible para marcar el rumbo de los barcos perdidos, y también al mundo de los pájaros perdidos desde que alguien sugirió que existía el tiempo para todo.
…Anochece todo el firmamento, las luces se desprenden de los astros menores y la lengua húmeda de la historia cuanta cuentos…
“Perdidos de la bandada” aquél pecado imperdonable para la tierra sin males, un pareja de garzas termina de hacer el amor entre las ramas espinosa de un tala, y luego vuelan altivos y en silencio prendidos del viento de sus alas hacia el este abovedado y curvo del planeta.
Perdidos para siempre han burlado el rojo poniente de las brazas del verano y esas ramas en las sombras siempre en acecho del hombre y su disparo, de la pólvora de su mente para espantar el misterio.
…Esta imagen que la contemplo en silencio, ahora me persigue en los crepúsculos tardíos…las mas de las veces como un tatuaje sobre mi piel esas aves ciegas, perdidas en el misterio.
En fiebre de noche las menos, atraviesan mi mente en ese vuelo altivo, tocándose y tacándome las alas en el viento, blanca esa imagen duplicada de esos pájaros sobre el oscuro firmamento del tiempo donde lejos brillan candelas tibias y tímidas de estrellas.