CHE ROGA "La casa Posible"

Podría contar mil historias de películas que me conmovieron a lo largo de mi vida, pero como una imagen detenida para siempre en colores sepia, en blanco y negro, pero también presumo serían chicanas de mi memoria para detener al arte, sabiendo que él fluye en continuo proceso y cambio.
Entonces preferiré situar este breve relato en la trama social necesaria donde sucede siempre la magia del cine, el hecho social más conmovedor para el cual fue pensado el séptimo arte como una conjunción de disciplinas todas bellas.
Mi pueblo tuvo dos salas para regocijo de mi infancia, la sala Pedro Ferré contigua a la Iglesia central y sin necesidad de bajadas de concepto editorial, digamos que todo ya estaba sabido de antemano, la otra la de la Sociedad Italiana a dos cuadras distante una de otra.
En ese recorrido de la siesta (matiné) previo a la emición de las películas había lugar para un encuentro, notable como rito hoy inexistente arrancado de cuajo de la identidad de los encuentros y los intercambios entre seres humanos, allí a la sombra de los árboles cercanos o en los pasillos se intercambiaban revistas, miles de ellas bajo el brazo “Tony”, “Dartagnan”, “Isidoros”, otras tantas de historietas, aunque con solo una de ellas se ingresaba al círculo de la lectura, con una de ellas se conectaba a un lenguaje de intercambio simbólico mas profundo que todo lo imaginado por la maquinaria de destruir las redes que hacía nido ya en cada parte del país, y nosotros en Corrientes no éramos excepción.
Desde este corte visceral de la argentina, las salas no tardaron en cerrarse después del golpe militar, lego fue letal el golpe económico o ambas en distintas etapas, el resto es historia parecida en el interior del país.

Con ganas de encontrar a estos hombres que algunas vez intercambiaron las revistas y las historietas, Jorge Insaurralde (Director de la Película) decidió armar la idea no desde la nostalgia detenida, sino desde la potenciación simbólica del arte, “a redes invisibles, salvaciones invisibles”; el director venía de retratar la Buenos Aires del 2001 con su “Revolución Inconclusa”, pero ahora el trabajo era sobre el alma del mapa de la infancia personal y social.
Por eso Che Roga aparece sobre una investigación histórica de Silvia Insaurralde y nancy Bianchetti y decide contar con elementos pre- fundacionales de Bella Vista, una localidad correntina situada a la vera del Río Paraná, escenario majestuoso de epopeyas silenciosas.
El eje histórico giró entonces y desde las historia mínimas se rompe la idea clásica de un guión tradicional, queen otras épocas supo fracturar con violencia la historia Argentina, aquí funciona de otra manera incluyendo voces de niños de un pueblo, San Fernando de Garzas que existió y existe todavía, sobre un trabajo de recuperación social-artístico sincero se accede finalmente a un lugar posible donde todos estemos incluidos.
La fábula parece sencilla, los personajes son anónimos entonces para hablar con las voces de los olvidos reiterados, un isleño, un peón de campo, un inmigrante ya sin tierra prometida.
La música compuesta para la película Por Andrés Ruidíaz y dany Micheli, sobrevuela como un fantasma que escapa de las guerras, de las chozas incendiadas y de las miserias más urbanas de este país y de sus desdichas, pera dejarnos en esta Estación Cine del presente con un desafío cierto, habrá que poblar de nuevo los pueblos de las utopías y de las tierras prometidas, con la tolerancia necesaria y posible a los ojos de un niño que nos dice al final de la película “Acá es donde yo vivo”.