LA FAMILIA DE JAGUARES
“Symbad trepaba con sus garras sin descanso, esa escalera imaginaria, roja las piernas en esa fricción enloquecida sobre el territorio de esa frías sábanas…
¿Quién se había robado su mundo ideal de un golpe?... como un disparo de pólvora en medio de la selva, y este eco que le devuelve el frío de luz de la incubadora.
Llora entonces por las miserables derrotas de sus progenitores, todas simples derrotas terrenales.
Su piel como escamas pequeñas tibias y rojas, se va ensanchando en la espesura de su espalda.
Sopla “Symbad” boca abajo en su mundo invertido para crear sus pulmones, y construye un espacio diferente postergando el encuentro de las lunas.
¿Quién se había robado su mundo ideal de un golpe?... como un disparo de pólvora en medio de la selva, y este eco que le devuelve el frío de luz de la incubadora.
Llora entonces por las miserables derrotas de sus progenitores, todas simples derrotas terrenales.
Su piel como escamas pequeñas tibias y rojas, se va ensanchando en la espesura de su espalda.
Sopla “Symbad” boca abajo en su mundo invertido para crear sus pulmones, y construye un espacio diferente postergando el encuentro de las lunas.
“Symbad” juega equivocado en los relojes a ser niño prematuro y se declara en debate filosófico y bohemio, sumado noches, esperas, días y soles acumulados todo en su caja de cristal.
“Symbad” gruñe 35 semanas y saca ventajas, crea en su corazón espacio para dos bibliotecas, crea dos brazos felinos para atrapar a “Luca” (Agustín), y escuchan juntos anticipándose los discos de pasta y los mp3.
Brama “Symbad” como un jaguar encerrado y sus frágiles garras definen su presa de puro instinto, marcando el sitio con una estrella roja…
A dos piezas de distancia, descansan dos tetas calientes e hinchadas como en un juego más, perverso de no verse y no encontrarse todavía.
“Symbad” (Álvaro) sonríe copiando por momentos la comisura de la mejilla de su hermano, sin espejos ciertos, sin verse todavía, solo se habían escuchado, uno de cada lado de la selva…
Agustín resiste, desespera, pero es viajero y corre deprisa para buscar lápices y tintas y reconstruye con colores a su hermano “el engendro”.
Sin verse todavía, sin presencias ciertas se arma un tablero:
“Symbad” la calma, la filosofía, la fruta prematura para un mundo ahora lerdo.
“Luca” la nota musical, sonora de voz brillante, el mundo de los colores.
“Jesica” la selva donde sucede el milagro húmedo de ser más.
“Y el Bramido” de furia y de sangre, con las garras marcando las cuatro direcciones de los vientos para indicar
EL TIEMPO DE LO SAGRADO.
2 Comentarios:
felicitaciones y besos a los cuatro! (se los ve muy lindos y contentos)
tierna historia acerca de la llegada del "hijo del tigre", muy buenas fotos y estampa sublime de padre, te queda bien; ojala por este lado no sea contagioso.
Un abrazo y felicidades!!!!!!!, por el nuevo integrante de la fauna.
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