27 octubre 2007

VIEJO AMIGO


El mapa azul marcado por el tajo de una navaja afilada por el viento que del norte fue escamando el pellejo del río, y en mí esta sensación de frío, de olvido, de la fiebre del silencio más absoluto… el paisaje amputado de toda presencia, solo los graznidos apretados entre retazos de nubes anunciaban la creación de unos pájaros que llegarían presumo en alguna mañana, esa que ahora era también todo distancia.

El diseño de este mapa estaba dañado por el tiempo, con seres adentro también dañados y sin poder escapar de esa frecuencia.
En los bordes, los árboles alardeaban sus verdes en resistente follaje de germinación casi animal, casi humana, sexualmente en ataque, con dientes como en flecha agresiva para comerse al hombre y su distracción de ciudad, ese su nuevo mundo sordo y hueco como el aljibe olvidado, y fuese eso solo, el estanque quieto por el designio de una noche.
Errantes animales agregamos para que no carezca digamos de certeza este asunto, como el polvo de unas sombras, que a veces ladran, otras relamen simplemente los basurales morales de los hombres y luego escupen sus miserias para no mutar y ser uno mas de esa raza de mortales.
El mapa señalado está por la luz de la tormenta, por las espadas del rayo que atravesó el cuerpo de todos los fantasmas del mundo y unificó la sangre para ser contada en esta historia.
Hasta aquí transcurrieron unos siglos anecdóticos dignos de cualquier enciclopedia, pero en el sueño de este hombre estaban en posición de calma sus manos encimadas, como talladas en madera apretando la caja quieta de su cuerpo… Solo eso.
Afuera de este juego ya no había búsqueda, era tal toda la quietud, la sin razón de la cáscara, la detención del tiempo y ese viento que corre furioso sobre los restos de arena de lo que fuera hace instante ese mismo hombre, y un segundo letal borra su nombre, en otro, su historia, en otro más su relación con el mundo, un segundo más y será entonces ceniza, y habrá más viento señalado, y habrá un solo segundo más para un último pensamiento que quizás no sea al fin cierto.
Cuando de repente cae la tarde y una calandria vuela hacia lo mudo de la noche…
Hay una pausa de siglos, con miles de rostros y luego el sepulturero da la última palada de tierra sobre ese hombre y sobre su sueño, y al fin todo comienza de nuevo… Solo eso.




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