DULCINEA
“Dulcinea” sueño y
realidad educativa
El mural gira alrededor de una figura imposible, que solo
puede existir en la fantasía de los poetas, los enamorados y los locos, pero
que, a su vez, también ha logrado conmover a miles de lectores durante siglos.
“Dulcinea” (arte,
educación, proyectos, comunidad) entra en la composición central acompañando
desde el espacio del jardín e integrando a la escultura del Quijote de La
Mancha…un sueño hasta aquí solitario, aquí el mural cierra el contexto, cumple
la narración, encuentra al fin un lector y al fin un espectador, al que con
solo un toque de vista desde la calle, desde su recorrido diario (alumno,
docente, directivo, invitados) transitan el espacio de ese “clásico” siendo
parte de él.
“Dulcinea del Toboso” la más hermosa y la más ingrata mujer
del orbe, no es acaso la educación, la escuela, dentro de los procesos sociales
y políticos, sus luchas solitarias, sus desventuras, su pasión educativa, en
este recorrido institucional de sus 75
años.
Si bien en el libro
están muy presentes las metáforas, el
amor cortés y al predisposición e intensidad cada vez que el autor se dispone a
hablar de su Dulcinea.
Con la misma intensidad, aquí, la escuela recibe ese desafío
familiar como un legado compartido el educar, señalando acabadamente el camino
a seguir (Familia izquierda abajo
mural), con este punto de partida el recorrido ya es emotivo, son cientos de
miles de alumnos que han pasado por las aulas, desde el emblemático Primer
Edificio, que no logra destruir el paso del tiempo… en esa edificio de rejas
antiguas, se inicia un murmullo de voces festivas, campanas, guardapolvos
blancos, recuerdos de adolescentes, pulso comunitario, “La Vieja escuela” no es
aquí una postal estática, es caja de música, lugar de encuentro, travesuras,
profes y alumnos proyectando con alegría lo que vendría… cariño en ese espacio
del mural, cuidando los detalles, cual su cuida a un abuelo sabio de la
familia.
Procesos de cambios en el país, la llegada de la Democracia,
tiempo de reflexión sobre un horizonte
rojo de tiempo, por ahí, quedan esos monstruos Molinos Gigantes, perdiendo
batallas con héroes anónimos (Sancho y
el Caballero de la Triste Figura), en ellos a muchos, a todos, el personal
docente de la institución, en cada batalla diaria por la educación del país,
esas de las mil manos con tizas y pizarrones y consejos para toda la vida
prendidos al pecho de esos niños,
adolescentes, jóvenes, hoy hombres de
bien, aquí en la ciudad, otros en cualquier parte siendo orgullosos del Nacio.
Como motor educativo, 1er centro en formación de maestros,
Agrónomos, adultos.
Esa línea sigue hasta incorporar a otros Alumnos que ya esperan, tranquilos,
confiados, pero ansiosos por las tecnologías, por la investigación, por las
ciencias, por el deporte, por la inclusión, por la diversidad, por la
conectividad, por esta forma de ser UNIVERSALES,
desde la conexión informática, pero sabiendo aquí y donde sea que se debe obrar
con responsabilidad.
Apenas sobre el horizonte
de narración (Fondo) como línea de tiempo, en círculos de pasión, en
ovillos de ideas y pensamientos, todo se agita, en turbulencia de un viento
atemporal, porque aquí es donde recuperamos para siempre la Identidad, de que
siempre fuimos todo y al m ismo tiempo… aún sin poder parar lo suficiente para
la reflexión, el mural lo intenta, deja espacio para tu incorporación, aún con
tu pequeño granito de arena, para la escuela, para la comunidad para la que al
palabra solidaridad, no sea solo una acción, sino un valor definitivo camino al
siglo institucional.
La piedra, la medalla, la moneda, la lágrima, el peso, el
paso del tiempo, el sello está en el 75,
una sentencia que nos vuelve reales por un momento, sin fábulas, sin sueños,
sin futuro, todo un yo íntimo, seguir como… con que fuerzas!! Con quienes!! Con que metas, con que desafíos!!!!
Entonces “Dulcinea abre los ojos” enormes para mirar a sus
amor correspondido invirtiendo el relato, sin búsqueda, ya solo encuentros.
Con libros en las manos, los que se escribirán siempre a
pesar de mí, de mi tiempo, con esos simples lápices de colores, porque nunca
están demás soñar las primaveras en las escuelas, con flores en este jardín,
jardín para una comunidad toda, con ese perfume de ese tiempo que ya se viene
se derribará quizás la rejas definitivamente de los flagelos de estos tiempos
cortos (violencia, drogas, olvidos)
“Dulcinea” es esa mirada que atraviesa a todos nuestros
Quijotes y sus utopías, es esa mirada cierta, potente de una institución
educativa, que mira con los ojos de todos lo que fuimos, somos y seremos, este
libro nuevo del Nacio, que se levanta en celebración de AMOR, porque al fin la
educación es eso, y el AMOR se celebra,
porque EDUCAR siempre valió la pena.
Gustavo Oviedo/ Yak
Karlen (Mural en el marco del 75 aniversario de la Escuela Normal)
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