06 julio 2008

NUEVO TIEMPO


Jamás el tiempo pasa en vano, menos en un país y en una región que repite cíclicamente sus crisis, casi pasionalmente, y con esa agresividad suele intentar matar al arte.
Después de esos venenos polvorientos del 99 en Corrientes y del 2001 en todo el país, “y por más que pase el tiempo” el arte es el que vuelve altivo, como el mejor de los vinos, reposado en noble maderas de guitarras, con la calma de los arroyos y de los ríos interiores de esta tierra en búsqueda de lo sagrado.

De los torrentosos ríos en otros tiempos ya se encargaron Ruvén, el Taita, Tarragó y Ernesto.
La misión de purificar entonces fue una señal para el alma del agua del Iberá, y ahí estuvo Isacco y más luego el Gringo.
De esa cicatriz necesaria fue el milagro del reencuentro, que provocó la belleza más pura de esta poesía y de esta música que emana sabia, suavemente.
Aquí definitivamente hay un PARA SIEMPRE, una historia, una generación de valientes y de héroes.
Si el mundo decide arrasar de nuevo con su estúpida ferocidad.
AMIGOS! Habrá de nuevo en el chamamé un abrazo y un NUEVO TIEMPO…
Pero dependerá de vos ahora que juntos lo hagamos eterno.

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