28 mayo 2018

El Divino Padre Eterno


Celebración tradicional "Padre Eterno", una vez al año, promeseros de todas las edades, alferes con sus vestimentas religiosas, promesas silenciosas, y los conjuntos de chamamé más tradicionales, acompañan este familiar encuentro en la fe cristiana mas antigua, la imagen que comenzó su peregrinar en zonas rurales, lleva ya mas de ciento cincuenta años en custodia familiar (Monteros), y otras cercanas Sosa, Caballero, Monzón.
 cuanto vale está alianza que se mantiene por más de un siglo en las familias, en ese patio con la comida comunitaria, los encuentros, la velada y el rezo amanecido para esperar el día, varias generaciones de familias que viven el cuidado al detalle de la fe, y los valores, cuanto vale en este tiempo, volver a un ritual y parar el tiempo, para ver el rostro, los ojos, apretar las manos del otro el prójimo, en absoluta verdad. Es de una extrema maravilla poder reconstruir los árboles genealógicos de cada familia, en ese hilo conductor de siglos en ese misterio del santo poseedor de la trinidad, en uno, sagrado, negro mulato traído desde el fondo mismo de la historia.
De dónde vendrá al fin la pregunta, con qué pasado nos conecta, este círculo donde todas las emociones son posibles cada año, a que remite ese arrojo de monedas que los niños buscan como tesoros, mientras el santo pasa de mano en mano, en un círculo ritual interminable, una danza poderosa, un presagio que vuelve poderoso a los creyentes, que invisible vuelve invencible a este pueblo de los humildes, hay un leve magia, una sabiduría de abuelos que sigue intacta. Esa levedad que Doris presta al catalicismo clásico como una ofrenda más, para conectarlo, para hacerlo cercano al credo establecido, pero aquí el poder es otro, es sencillo es sanador, como un remedio de yuyos, con ese aroma todos los años se levanta el Padre Eterno.
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El origen y la devoción a Dios Padre o el Padre Eterno, no es fácil de constatar si bien es cierto que, hasta el día de hoy, al menos en Centroamérica, cuenta con iglesias y santuarios puestos bajo su titularidad, y se siguen difundiendo estampas e imágenes que muestran a un anciano venerable coronado por el triángulo equilátero y sentado en un trono. Sabemos. no obstante, que a comienzos del siglo XVIII se introdujo en México la fiesta del Padre Eterno el quinto domingo del tiempo pascual, de la que se han publicado algunos sermones, así como novenas, muestra evidente de que alguna popularidad hubo de alcanzar."



22 mayo 2018

“Chachito” un Gigante Invisible.


Yo venía derrapando de colegio en colegio, llegue al “nacio” una tarde, zapatillas caña alta roja, y corbata al tono tejida que cortaba recta, una modernidad de finales de los ochenta, a él pareció no importarle más de la cuenta, y pronto fui a su casa a tareas de geografía, me sorprendió con sus recortes de planetas y la vía láctea, escuché por primera vez la palabra Sersic, un amigo me dijo….tiempo después hicimos un corto tipo cine “cenizas y estrellas” donde el actuó e hizo de “pepito”, y arrojamos esas cenizas al cosmos, anticipándonos a todo este paso del tiempo.
Supo acomodarse sencillo para no desentonar, él siempre fue un “Caballero” de otra época, prolijo, amable, picante y ubicado en los cometarios y risas, siempre parece que sus dichos deberían llevar “comillas”, cada capítulo de su último libro es prueba de ello.
Como hacía ese tipo de contextura menuda, y con esa su tranquilidad de marca propia, llenar con suficiente valía histórica la dirección de La Huella, la presidencia de la Biblioteca, escribir documentos históricos, ahondar sobre Frondizi, sobre Quili Ruíz, leer a los poetas nuevos, y elegir poesías precisas para disfrutar con amigos, ahí radica el misterio de este pequeño Gigante.
Con Nancy Bianchetti (su amiga), rememoramos un nosotros, tuvimos la fortuna de habitarlo de a poco, con cuidado, a su ritmo, él nos hizo nosotros en esa magia de los papeles escritos a máquina, quizás de esos pensamientos nacidos detrás del desplegado diario la nación que tapaba todo su cuerpo, en la oficina en el sillón de su casa, esos pasos de duende de un diminuto mocasín marrón, que va y viene ahora por el pasillo de toda mi memoria, trayendo un bocadillo de elixir de la historia.
Es magia, entonces y no dolor, si fuera lo último tendría al fin olvido, cura, sanación…es otra cosa “Chachito”, es a decir de Shakespeare “estamos hechos de la misma sustancia que los sueños”, un sueño que se me va adhiriendo a la pared fría del alma, como esas enredaderas en flor de tu patio, con esa partitura, esas notas en clave de amor con Mimí, es la banda de sonido de esta película, y luego los hijos, Guito y Jorge, y nada alcanza, ningún homenaje, ningún bronce, tan solo el abrazo del entresueño y la vigila, instante donde todavía vive para siempre “Chachito” un pequeño Gigante, el caballero imprescindible.